La pandemia de COVID-19 inauguró una nueva forma de experimentar la ciudad para la gran mayoría de la población que tuvo que recluirse en sus hogares. La vinculación con el espacio urbano adoptó un carácter excepcional al limitarse a la satisfacción de necesidades vitales como alimentación, acceso a la salud y a los medicamentos, a través de comercios cercanos a las viviendas. Este “retorno al barrio” que implicó la pandemia es uno de los principales objetivos de la “ciudad de los 15 minutos”, proyecto urbano desarrollado por el urbanista Carlos Moreno e implementado por la alcaldía de París desde 2014 que comenzó a tener relevancia en otras grandes ciudades del mundo a partir de la pandemia. La idea central de esta propuesta urbana es promover un modo de habitar las ciudades donde las distintas actividades y necesidades básicas como trabajar, asistir a instituciones educativas, realizar las compras cotidianas, y hacer actividades recreativas puedan satisfacerse cerca de la vivienda a distancias cortas y caminables. En la Ciudad de Buenos Aires la postpandemia supuso una oportunidad para que el gobierno local se mostrara como propulsor de este nuevo modelo urbano de vanguardia en el norte global. ¿Por qué sería deseable (o no) una ciudad de 15 minutos? ¿Se puede hacer una ciudad de 15 minutos en CABA? ¿Cuáles son los desafíos para lograrlo? ¿Qué adaptaciones requiere nuestro marco histórico y social?